
Un recorrido por la escena de música negra japonesa
Puede parecer todo un atrevimiento escribir extensamente sobre la escena de música negra de Japón sin haber visitado nunca este país. Es lo que tiene internet y el fenómeno Myspace. La información fluye sin entender de fronteras y la música y las escenas que la generan llegan a rincones del planeta que sus propios protagonistas jamás sospecharían.
Parte 1: Sonidos Añejos

El nuevo proyecto funk cuya popularidad aumenta día tras día es Mountain Mocha Kilimanjaro. Se trata de un sexteto que, como Osaka Monaurail, cuida su vestimenta sobre el escenario para enfatizar su apuesta por el sonido más retro y crudo. Acaba de aparecer su primer LP (también en P-Vine) y próximamente se publicarán en edición limitada un par de jugosos 7” que sin duda se agotarán rápidamente. Su repertorio se centra en los instrumentales, pero en ocasiones (como en la última edición del célebre Fuji Rock Festival) se hacen acompañar de la soul diva japonesa Tammi Kool.
Esta vocalista de Kyoto impresiona, a pesar de su juventud, por la soltura con la que se enfrenta a temas de soul y funk hasta poder hacernos creer que se trata de una cantante afroamericana de larga trayectoria… Esa similitud de registro vocal con artistas como Marva Whitney también la ha llevado a colaborar con Osaka Monaurail. El sello japonés So Good Records publicará muy pronto su primer trabajo, como lo ha hecho ya con otra interesante banda llamada CBB Soulhour cuyo debut “Black President” vió la luz recientemente. Este sexteto abre el espectro de influencias a otros sonidos más allá del funk ortodoxo, llegando a combinar elementos de jazz espiritual, pop o disco de una forma eficaz y divertida. Otro atractivo proyecto nacido en la ciudad de Kyoto es 50Ape quienes también agitan con fuerza la coctelera de estilos musicales en torno al funk y cuyo resultado podemos apreciar en dos discos autoproducidos: un EP “Would you believe?” y el álbum “50Movin”.
Frente a estos grupos, generalmente más preocupados por hacer correctísimos ejercicios de estilo que por desarrollar acercamientos más personales y menos ortodoxos al fenómeno funk, nos encontramos con otras formaciones que de alguna forma incluyen ingredientes que delatan su origen nipón. Podríamos hablar de los originales K-106, una banda de Kobe que cuenta con una formación cuyo peso recae totalmente en los vientos y que lleva en activo casi una década, o también de los Cauliflowers con letras en japonés sobre melodías que beben por igual de géneros como el blues, el jazz o el soul…

Parte 2: Sonidos Actuales
Antes de lanzarnos de lleno a recorrer el panorama actual de la música japonesa, no podemos dejar de hacer una concesión a la nostalgia y recordar brevemente esos nombres que nos cautivaron y acompañaron desde principios de los 90. Entre todos ellos, UFO merecen una mención especialmente inevitable.
La escena inglesa estaba en pleno apogeo como una forma de evolución por parte de varios de los DJs más destacados del circuito jazzdance (Gilles Peterson, Chris Bangs, Patrick Forge...) hacia sonidos más contemporáneos. El sampleo y los acercamientos a la electrónica se equilibraban con propuestas retro y un cierto sentimiento soul común a casi todos los proyectos que acababa de definir un panorama heterogéneo etiquetado con el mismo nombre que uno de los sellos más destacados por entonces: Acid Jazz. Un jovencísimo James Lavelle bombardeaba con los nombres de los "must" del momento a través su columna en el Straight no Chaser y los primeros promos de UFO (United Future Organization) comenzaban a colarse en sus listas. Lo japonés empezaba a estar de moda mientras no paraba de sonar "I Love My Baby (My Baby Loves Jazz)". Este grupo de productores estaba integrado por dos DJs japoneses (Tadashi Yabe y Toshio Matsuura) y otro de orígen argelino, Raphael Sebbag, que llevaba años ganándose la vida como modelo en Japón. Hasta su desaparición en 2002, UFO ejercieron de puente entre el Reino Unido y el "País del Sol naciente", y los nombres de bandas niponas se hicieron cada vez más familiares para los amantes de los sonidos contemporáneos con un pie en el jazz y otro en el soul. Mo Wax lanzaba el recopilatorio "Jazz Hip Jap" mientras que Brownswood (no confundir con el sello de mismo nombre que publica los discos de Jose James) sacaba dos volúmenes del ya mítico "Multidirection". Artistas como Kyoto Jazz Massive, Nobukazu Takemura, Small Circle of Friends o Mondo Grosso comenzaban a conocerse fuera de las fronteras de su país y sus trabajos lograban ser publicados por sellos europeos y americanos a la vez que las colaboraciones con músicos y DJs de occidente se hacían frecuentes. En este sentido, el sello Disorient, asociado a Mr. Bongo, fue pionero en publicar en Europa muchas de las producciones japonesas cuya adquisición como discos de importación sólo estaban al alcance de unos pocos bolsillos. Incluso la discográfica alemana Compost ha editado fuera de Japón los trabajos de gente como Kyoto Jazz Massive en tiempos más recientes.
Aunque muchos de los nombres citados siguen constituyendo referencias actuales de la escena japonesa, internet y la normalización en la importación de música nipona nos han acercado a un casi inabarcable mundo de sellos, productores, músicos y DJs. Y lo cierto es que, ante el "enfriamiento" de la industria musical europea y la desaparición de sellos y distribuidoras tan importantes como Goya (epicentro absoluto de la actividad discográfica en torno a los broken beats), muchos productores británicos, repentinamente huérfanos, han sido adoptados por jóvenes sellos japoneses. Por tanto la mirada a Japón se hace en este momento imprescindible para conocer el estado de cosas entre los devotos de las infinitas mutaciones contemporáneas del jazz y el soul.
Un buen ejemplo es el novísimo sello Freedom School que, tras haber publicado ya los nuevos trabajos de Kaidi Tatham, IG Culture y Mark de Clive-Lowe, deja clara su intención de tomar el relevo de Goya y convertirse en la referencia mundial para los amantes de los ritmos rotos. Jazz futurista, arreglos imposibles con origen en galaxias lejanas y complejos patrones rítmicos son sus cartas de presentación ante una amplia parroquia de entregados seguidores. Otro elemento característico de los discos fabricados en Japón es su lujosa presentación. En el caso de Freedom School esto se traduce en el uso de carpetas de cartón duro de diseño impecable y un vinilo pesado que convierten cada una de sus referencias en objetos de culto al margen de su valioso contenido musical.

Más allá de su faceta como productor y de su trabajo al frente de Especial Records, Shuya Okino también es uno de los máximos agitadores de la escena de Tokio gracias a su pequeño club, The Room, situado en el activo barrio de Shibuya que cuenta con una programación envidiable durante todo el año. Por si esto fuera poco, también es responsable del mayor evento de Japón dedicado a los sonidos de club inspirados en ritmos negros: el Tokyo Crossover Jazz Festival. Por sus escenarios han pasado casi todos los artistas de la escena broken beats junto a gente como Blaze, Fertile Ground, Jazzanova o el ubicuo Gilles Peterson, además de músicos locales como DJ Kawasaki, Joyride, Jazztronik...
En otro ángulo, a medio camino entre el jazz y la actitud punk, se sitúa la propuesta de Soil & Pimp Sessions, un grupo formado por varios músicos nipones con una sólida formación instrumental y el agitador Shacho. Sus primeros trabajos en el sello Victor no tardaron en lograr el apoyo en Europa por parte del DJ Gilles Peterson y en crear cierto revuelo entre sus seguidores, hasta el punto de crearse la etiqueta death jazz para calificar el enérgico y ruidoso trabajo de esta banda.

Con unos planteamientos muy similares casi acaban de irrumpir en el mercado los sellos Circulations, con un gran listado de artistas muy próximos a Flying Lotus en su catálogo, o Wonderful Noise. El interés de este último por el trabajo de gente como J Dilla o Spacek se ve plasmado ya desde sus primeras referencias. El "Just Relax" de Noah, rapero natural de Osaka, ha sido el reclamo perfecto para que esta joven discográfica lograra una cierta proyección internacional. El maxi, de obligatoria adquisición, incluye una fantástica colaboración con la banda japonesa Quasimode que nos traslada a la época dorada en la que lograba un fértil dialogo entre el hip hop y el jazz.
A medio camino entre la propuesta modal de Sleepwalker y el torrente de energía de los Soil & Pimp Sessions se encuentra el trabajo de los Quasimode que son un cuarteto de jazz de Tokio con una discografía que se reparte entre sellos tan variados como Flower, Freestyle o Raw Fusion. Su tema "Ipe Amarelo" es ya todo un clásico en los mejores clubes de jazzdance y su último trabajo, "Mode of Blue", acaba de ser publicado en el emblemático sello Blue Note lo cual supone todo un reconocimiento a su todavía corta pero ya sólida trayectoria.

www.myspace.com/thecbbsoulhour
www.myspace.com/tammikool
www.sostokyo.com
www.myspace.com/undercoverexpress
www.freedom-time.net
www.special-records.com
www.myspace.com/wonderfulnoise
www.myspace.com/quasimode